LOS REPORTEROS
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La joya geológica de Almería que pugna por ser Patrimonio de la Humanidad

La geoda de Pulpí es un fenómeno único por su transparencia y estado de conservación, una joya de la naturaleza a la que esta semana se han adentrado Los Reporteros

La de Pulpí es la única gran geoda abierta al público y cuenta con más de 4 kilómetros de galerías subterráneas

CANAL SUR MEDIA 9 marzo 2025

Tapizada por cristales de yeso, algunos de casi dos metros, la geoda de Pulpí es unos de los grandes hallazgos geológicos de las últimas décadas. Acaba de iniciar el camino para optar a convertirse en Patrimonio de la Humanidad.

Por sus dimensiones, transparencia y estado de conservación es un fenómeno único, una joya de la naturaleza que se fue formando lentamente, a lo largo de cientos de miles de años, en el corazón de la tierra.

Además de hierro, de este yacimiento se extraía también plomo y plata para exportar a Europa. Milagros Carretero es geóloga y coordinadora de las visitas a la Geoda de Pulpí. Con ella recorremos en Los Reporteros las antiguas galerías, con nombres tan curiosos como “Quien tal pensara” o “Por si acaso”

Más de 4 kilómetros de galerías subterráneas, hoy rehabilitadas, donde se conservan muchos objetos abandonados tras el cierre de la explotación. Herramientas, barrenos, alpargatas y capazos de esparto son una muestra de las duras condiciones del trabajo en la mina. Milagros, las conoce bien porque es nieta de minero.

Hablamos también con Ángel Romero que es el único almeriense del grupo mineralogista que descubrió la gran Geoda. Sus seis componentes se reunieron de nuevo el pasado mes de diciembre para conmemorar el 25 aniversario de aquel casual hallazgo.

La de Pulpí es la única gran geoda abierta al público. En 2019 se terminó de acondicionar el yacimiento y desde esa fecha ha atraído, al año, una media de 60.000 personas de todas partes del mundo. El recorrido siempre guiado y en pequeños grupos permite a los turistas explorar la Mina Rica en un entorno controlado y seguro, hasta descender los 45 metros que llevan al acceso a la geoda. El visitante solo introduce parte del cuerpo para asomarse al interior de la cavidad y poder contemplar unos cristales que son tan bellos como frágiles.