Comparsa 'Los del otro barrio'

FINAL

Estas momias gaditanas, con una espectacular puesta en escena, han venido a cantar las cuarenta a los que han profanado Cádiz. Primer pasodoble a las abuelas que se van y al recuerdo y el vacío que dejan. El segundo es una crítica a la turistificación, tema que una vez más sube a las tablas del Falla. Y para interpretarlo, reescriben el mítico pasodoble de 'Las momias de güete', solo que si en 1986 esas momias dejaban la tercera llave de Cádiz para "el que quiera entrar sin llamar", estas momias del 2025 se lamentan: "maldita sea la mano traicionera, que regaló la tercera, a los de afuera, a los de afuera".

El primer cuplé bromea con esos mensajeros que dicen que no estabas en casa cuando no te moviste de ella. El segundo a las cenas de empresa y sus peligros, con mensajito para los retrasos de los trenes. Cierran el popurrí con un piropo continuo a la ciudad de Cádiz y se despiden con el grito de 'campeones' 'campeones' del público y eso que son casi las 4 de la mañana.

Ya son tres las finales en solo cuatro años de esta 'joven' agrupación que demuestra, junto a otras presentes en el concurso, que el relevo generacional está garantizado en los carnavales gaditanos.

SEMIFINALES

Porque "en Cádiz hay que morir", como dice el estribillo de sus cuplés, esta comparsa de momias coloristas del 'Piru' y del 'Tomate', "Los del otro barrio", son un referente para la cantera del carnaval. La joven comparsa reivindica el apoyo a las agrupaciones infantiles y juveniles, que están pasando apuros.

En el repertorio de Semifinales dedican el primer pasodoble a la doble moral sobre los emigrantes. Por un lado hay rechazo, pero por otro, se les explota con trabajos penosos, los nuevos esclavos. El segundo desgrana las mil y una formas de decir "te quiero", para concluir con la más cruel, que termina en violencia de género.

Los cuplés la lían con la carestía de los precios, que influye hasta en la forma de hablar, en el primero. El segundo, sobre el juego y las apuestas.

CUARTOS

Una comparsa con poco tiempo en el concurso que la componen un grupo de amigos que se conocen desde juveniles y que están alejados de los egos. Comienzan con un contraluz espectacular, una forma de interpretar muy particular, porque llevan lo moderno al Carnaval con su puesta en escena.

Las momias tienden a temas muy gaditanos. La comparsa no le tiene miedo a nada, vienen de otro mundo y aseguran que: "Mis letras explotan de rabia y veneno, y mi garganta se vuelve inmortal". Quienes profanen Cádiz se tienen que ver con estos muertos vivientes.

En su primer pasodoble, se refieren a la muerte y la definen como traicionera, haciendo alusión, por ejemplo, a la violencia de género y a tantas personas que fallecen de manera injusta e inexplicable. En definitiva, establecen un diálogo con la muerte en la que responsabilizan al hombre de tantas muertes. En el segundo pasodoble hablan de una paternidad y maternidad responsable, y de la libertad de tomar la decisión de no tener hijos. 

En los cuplés las momias muestran todo su ingenio. Unas letras que hablan, entre otras cosas, de la programación televisiva. Reivindican ser momias sin maldad: "Me dices que doy miedo y tú das más miedo que yo", para referirse a situaciones de injusticia social que vivimos cada día. Otra vez Cádiz, con "camareros explotado" donde sobran cruceros y falta dignidad. 

Interpela a la ciudad a resucitar, cómo no voy a quererte, Cádiz, si hay tres mil motivos.